La importancia del sistema VeriFactu y la Ley Antifraude en España

¿Estamos preparados para decirle adiós al fraude fiscal en España? Esa es la gran pregunta que ronda en los despachos de Hacienda, en las asesorías contables, y también —aunque en voz más baja— en las pymes y los autónomos. La respuesta no es sencilla, pero hay un claro movimiento de lucha contra el fraude fiscal en marcha que apunta a un nuevo paradigma: el sistema VeriFactu, uno de los pilares de la Ley 11/2021, de medidas de prevención y lucha contra el fraude fiscal, más conocida simplemente como la Ley Antifraude.
¿De qué va todo esto? ¿Estamos ante una mera actualización tecnológica o frente a una transformación radical en la relación entre contribuyentes y la Administración?
¿Qué es el sistema VeriFactu?
Empecemos por lo básico (porque no todos los cambios importantes vienen acompañados de titulares estridentes).
VeriFactu es un sistema de envío automático de facturas a la Agencia Tributaria, en tiempo real, desde los softwares de facturación que utilicen los contribuyentes. Y sí, lo has leído bien: en tiempo real. El objetivo es evitar cualquier posibilidad de manipulación de las facturas, garantizando la trazabilidad de cada operación comercial.
Este sistema forma parte de un conjunto de medidas recogidas en el artículo 29.2.j) de la Ley General Tributaria, modificado por la Ley Antifraude. ¿Qué dice esta reforma? Que todos los sistemas informáticos de facturación deberán garantizar la integridad, conservación, accesibilidad, legibilidad, trazabilidad e inalterabilidad de los registros.
En otras palabras: se acabó eso de borrar una factura “por error”, generar duplicados fantasmas o modificar los datos de una venta después de realizada.
Una ley con nombre y apellido: la Ley Antifraude
Cuando se aprobó en julio de 2021, muchos se preguntaron: ¿de verdad es necesaria otra ley fiscal más? La respuesta —si uno mira los datos de economía sumergida en nuestro país— es rotunda: sí.
España pierde miles de millones de euros al año por fraude fiscal. Según los cálculos de los técnicos de Hacienda (los conocidos como Gestha), la economía sumergida ronda el 20% del PIB. Es decir, uno de cada cinco euros escapa del control tributario. Y eso no es un problema menor: implica menos recursos para sanidad, educación, infraestructuras… para todo lo público.
“La lucha contra el fraude no es solo una cuestión económica, es una cuestión ética”, me dijo un inspector de Hacienda con décadas de carrera en una entrevista reciente. Y no puedo estar más de acuerdo.
¿Quién está obligado a cumplir con VeriFactu?
Aquí es donde empiezan las dudas (y también las resistencias). El sistema VeriFactu, según el proyecto de reglamento en desarrollo (porque sí, aún estamos esperando la versión definitiva), será obligatorio para todos los autónomos y empresas que estén obligados a llevar libros registro del IVA. Es decir, prácticamente todos los que facturen en el régimen general.
Pero —y este matiz es clave— la obligación no será inmediata. El Ministerio de Hacienda ha planteado un calendario de implementación que dará tiempo a los contribuyentes a adaptarse. Se prevé que la obligación comience a aplicarse en 2025, aunque muchas empresas ya están empezando a ajustar sus sistemas informáticos para evitar prisas de última hora (algo que en este país, reconozcámoslo, suele pasar más de lo que nos gustaría).
¿Cómo funciona exactamente el sistema VeriFactu?
Lo explicaré con un ejemplo, que siempre ayuda a bajar a tierra estos conceptos. Imagina que tienes una tienda de bicicletas en Valencia. Cada vez que haces una venta y emites una verificación de factura electrónica con tu software homologado, esta factura (o mejor dicho, sus datos esenciales) se envía de forma automática a la Agencia Tributaria. No tienes que hacer nada más. Ni resúmenes mensuales, ni subir lotes de facturas a final de trimestre.
¿Y si no quieres enviar las facturas en tiempo real? Bueno, el sistema ofrece cierta flexibilidad. Se permite trabajar sin conexión directa con Hacienda, siempre que los datos estén listos para ser auditados y no puedan ser alterados. Pero seamos realistas: si el software puede hacerlo todo automáticamente, ¿por qué no usarlo?
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¿Qué ventajas tiene VeriFactu?
Aquí es donde la balanza se inclina claramente a favor de este sistema. Las ventajas son numerosas, tanto para la Administración como para los propios contribuyentes:
- Transparencia total en la emisión de facturas.
- Reducción del fraude y la competencia desleal (porque no es justo que unos paguen impuestos y otros no).
- Simplificación de los procesos contables y fiscales.
- Mayor seguridad jurídica: si tus facturas están registradas correctamente y en tiempo real, es más difícil que te enfrentes a inspecciones traumáticas.
- Y lo más importante: confianza. Entre la empresa y Hacienda, y también entre las empresas y sus clientes.
¿Y qué pasa con los que no cumplan?
Aquí no hay ambigüedades. La Ley Antifraude establece sanciones muy claras para quienes no adapten sus sistemas informáticos al nuevo marco legal. Las multas pueden ascender hasta los 50.000 euros por ejercicio fiscal si se detecta que el software permite alteraciones indebidas de los registros.
Además, Hacienda tendrá la potestad de inspeccionar directamente los programas de facturación (sí, el software en sí mismo), y podrá exigir modificaciones o la retirada de sistemas que no cumplan con la normativa. Un escenario que, si no se actúa a tiempo, puede suponer un auténtico quebradero de cabeza.
¿Cómo deben adaptarse las empresas?
La clave está en tres palabras: certificación, seguridad y adaptación.
Primero, es necesario utilizar un software de facturación que cumpla con los requisitos técnicos que establecerá el reglamento. Algunos ya lo hacen, otros están en proceso de actualización.
Segundo, hay que formar al personal. Porque no basta con tener la herramienta: hay que saber usarla correctamente. Un cambio de este tipo implica modificar rutinas, procesos internos y, en algunos casos, incluso la relación con proveedores o clientes.
Y tercero, se recomienda (por no decir que es casi obligatorio) consultar con asesores fiscales especializados. Ellos conocen de primera mano cómo adaptar la contabilidad a estos nuevos sistemas y evitar sustos.
¿Y el futuro? ¿Es esto solo el principio?
La respuesta corta: sí. Esto es solo el principio.
La digitalización fiscal no se detiene aquí. De hecho, muchos expertos señalan que VeriFactu es un paso previo a la implementación más generalizada de la factura electrónica obligatoria, que ya es una realidad en países como Italia o México. En el fondo, se trata de modernizar el sistema tributario español, hacerlo más justo, más ágil, más eficaz.
Pero no olvidemos algo esencial: no se trata solo de tecnología, sino de cultura tributaria. De entender que pagar impuestos no es un castigo, sino una forma de contribuir al bienestar colectivo.
¿Es realmente necesario?
Muchos autónomos —y también algunas pymes— sienten que esto es una carga más. Un requisito más en una jungla de trámites. Lo entiendo. Yo también he sido autónomo. Pero hay que ver más allá.
Porque sí, es necesario. No podemos seguir permitiendo que una parte de la economía escape al control mientras la mayoría cumple con sus obligaciones. La lucha contra el fraude fiscal no puede ser parcial, ni simbólica. Tiene que ser real, contundente, efectiva.
Y el sistema VeriFactu, junto con la Ley Antifraude, son herramientas fundamentales para lograrlo.
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