¿Qué hacer con las deudas de la pareja tras el divorcio?

El divorcio es un momento difícil en la vida de una pareja. Puede resultar en un proceso emocional y legalmente complejo, y la división de las deudas comunes suele ser uno de los aspectos más difíciles de resolver. Aquí exploramos algunas formas de manejar las deudas después del divorcio de la forma más justa y amigable para ambas partes.
División de Deudas Comunes
Cuando una pareja se divorcia, es común que tengan deudas en común, como préstamos personales o una hipoteca. El reparto de estas deudas puede variar dependiendo de varios factores, como los ingresos o la capacidad de pago de cada cónyuge, quién contrajo la deuda y cómo se maneja la situación legalmente.
En general, las deudas contraídas durante el matrimonio suelen considerarse responsabilidad de ambos cónyuges, independientemente de quién las haya contraído o de quién se haya beneficiado más de ellas. Siempre que la pareja se haya casado en régimen de gananciales, las obligaciones como hipotecas o préstamos personales deben dividirse equitativamente entre ambas partes. Por lo tanto, al divorciarse, ambas partes pueden ser responsables de pagar esas deudas.
Caso hayan optado por la separación de bienes o realizado la Liquidación de la Sociedad Conyugal después de un matrimonio en gananciales, cada parte es responsable de la deuda que haya asumido personalmente.
Existencia de hijos
La presencia de hijos puede complicar aún más la situación financiera después del divorcio. En muchos casos, se debe priorizar el bienestar de los niños al determinar cómo manejar las deudas para asegurar su manutención y cuidado. Esto puede significar que uno de los cónyuges asuma una mayor parte de las deudas para garantizar la estabilidad económica de los hijos y el cónyuge con custodia.
La presencia de hijos puede complicar la división de deudas. El bienestar de los menores es prioritario, y los acuerdos deben considerar cómo afectará la división de deudas a la nueva vida de la familia.
Ley de Segunda Oportunidad
La Ley de Segunda Oportunidad en España ofrece una vía para cancelar deudas y obtener un nuevo comienzo financiero después de enfrentar dificultades económicas. Esta ley proporciona a los individuos una oportunidad para liquidar sus deudas y empezar de nuevo, siempre y cuando cumplan con ciertos requisitos.
Esta posibilidad podría ser determinante para paliar las dificultades de la pareja tras una separación con deudas.
Ventajas de la Ley de Segunda Oportunidad (L.S.O.)
La principal ventaja de esta ley es la posibilidad de cancelar hasta el 100% de las deudas pendientes. Otras ventajas:
- paralización de embargos
- paralización de intereses o recargos sobre las deudas
- fin del acoso de acreedores
- posibilidad de mantener la vivienda habitual
- eliminación del nombre del deudor de los ficheros de morosidad una vez finalizado el proceso.
¿Quién puede acogerse a la L.S.O.?
Pueden acogerse particulares y autónomos que no pueden hacer frente a sus obligaciones de pago, siempre que tengan deudas con al menos dos acreedores diferentes y cumplan con otros requisitos establecidos, como:
- que no haya antecedentes penales
- que no supere el límite de 10.000 € en las deudas con Hacienda o Seguridad Social
- no haber obtenido un beneficio similar en los últimos 5 años (o estar tramitándolo).
Consejos para gestionar las deudas
Además de la Ley de Segunda Oportunidad, hay varias estrategias que las parejas pueden considerar para gestionar y cancelar sus deudas tras el divorcio de manera más eficiente:
1. Presupuesto y planificación financiera
Crear un presupuesto detallado puede ayudar a ambas partes a entender mejor sus finanzas y a identificar áreas donde puedan reducir gastos.
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2. Priorizar deudas
Es importante priorizar las deudas, pagando primero aquellas con tasas de interés más altas o con términos más restrictivos.
3. Venta de activos
Vender bienes y activos no esenciales o de lujo puede proporcionar fondos adicionales para pagar deudas.
4. Negociación con acreedores
A veces es posible negociar con los acreedores para reducir el saldo de la deuda o modificar los términos del pago.
5. Asesoramiento profesional
Buscar la ayuda de un asesor financiero y de un abogado de familia puede proporcionar orientación y posibles soluciones legales.
6. Acuerdos de pago:
establecer acuerdos de pago que sean realistas y sostenibles para ambas partes puede evitar incumplimientos y complicaciones futuras.
7. Eliminar nombres de deudas conjuntas:
es crucial asegurarse de que tu nombre sea eliminado de cualquier deuda conjunta para evitar responsabilidades adicionales.
Conclusión
La gestión de deudas tras un divorcio requiere un enfoque cuidadoso y considerado. La Ley de Segunda Oportunidad es una herramienta valiosa para aquellos que buscan una salida a situaciones de endeudamiento insostenible, pero no es la única vía. Hace falta esfuerzo, sacrificio y planificación para afrontar los desafíos de forma satisfactoria para ambas partes, sobre todo si la pareja tiene hijos en común.
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