¿Qué hacer si te citan por un delito de alcoholemia?

La escena se repite cada diciembre. Llega la temporada de cenas de empresa, los brindis con amigos y las reuniones familiares. En las carreteras, los controles de alcoholemia se multiplican. La Dirección General de Tráfico (DGT) activa sus ya conocidas operaciones especiales de control de alcohol y drogas, con miles de pruebas al día. Y aunque la mayoría da negativo, cada año cientos de conductores terminan en un juzgado de guardia por un delito de alcoholemia.
Lo que para muchos empieza como una noche de celebración, puede acabar —literalmente— en un juicio rápido. Y aquí surge la gran pregunta: ¿qué hacer si te citan por un delito de alcoholemia?
🚨 Qué se considera delito por alcoholemia y cuándo se produce
La ley española es clara, aunque pocos la conocen en detalle. El artículo 379.2 del Código Penal tipifica como delito la conducción con una tasa de alcohol en aire espirado superior a 0,60 mg/l o en sangre superior a 1,2 g/l. También lo será cuando, sin alcanzar esas cifras, el conductor manifieste síntomas evidentes de embriaguez que pongan en riesgo la seguridad vial.
En palabras sencillas: no hace falta superar un número exacto para que te imputen un delito. Si el agente observa pérdida de reflejos, habla pastosa o comportamiento errático, puede detenerte igualmente.
A diferencia de la infracción administrativa (la que conlleva multa y retirada de puntos), el delito de alcoholemia implica antecedentes penales y penas que pueden ir desde multas económicas hasta prisión de tres a seis meses o retirada del permiso de conducir hasta cuatro años.
Y sí, aunque el término “delito” suene fuerte, no todos los casos acaban igual. Todo depende de cómo se haya practicado la prueba, si se respetaron los procedimientos y, sobre todo, si el conductor contó con la asistencia de un abogado experto en alcoholemia desde el primer momento.
Porque aquí, cada detalle cuenta: el calibrado del etilómetro, la forma en que se notificó el resultado o incluso el tiempo entre las dos pruebas pueden marcar la diferencia entre una condena o una absolución.
⚖️ El juicio rápido: cómo se desarrolla y qué errores evitar
Quien nunca ha pasado por un proceso penal se sorprende al escuchar “juicio rápido”. Pero el término lo describe bien: es un procedimiento abreviado que busca resolver de forma ágil ciertos delitos flagrantes, entre ellos los de alcoholemia.
Todo empieza con la detención o citación del conductor. Si la tasa supera los límites penales, la policía comunica los hechos al juzgado de guardia, donde el imputado comparecerá —en la mayoría de los casos— en un plazo de menos de 72 horas. En ese momento, se le informa del delito y se le ofrece la posibilidad de conformarse: aceptar los hechos y una reducción de un tercio de la pena.
¿Parece tentador? Lo es, pero no siempre conviene. Muchos aceptan sin analizar si el procedimiento presenta defectos formales o si el etilómetro estaba correctamente homologado. Un error común es reconocer los hechos sin haber consultado a un abogado especializado en estos casos. Esa decisión puede cerrar la puerta a una defensa posterior.
El juicio rápido por alcoholemia suele desarrollarse en una sola sesión. El juez escucha la acusación (generalmente del Ministerio Fiscal), la defensa y, si hay acuerdo, dicta sentencia en el momento. Pero si el acusado no se conforma, el proceso continúa como un juicio ordinario, con posibilidad de pruebas, testigos y peritajes.
Te invitamos a leer...
Accidentes de tránsito ¿Debo llamar un abogado?Un aspecto que muchos ignoran es que este tipo de juicios, por su rapidez, no siempre garantizan una valoración completa de las pruebas. Por eso, antes de decidir si aceptar una pena reducida o recurrir, resulta fundamental analizar el expediente técnico. Lo que está en juego no es solo una multa: puede implicar antecedentes penales que afecten al futuro laboral o la pérdida del carné por años.
🧩 Claves de una buena defensa penal por alcoholemia
Cuando se habla de “defensa penal”, la mayoría piensa en grandes casos de corrupción o crímenes complejos. Pero la realidad es que una defensa técnica eficaz en un delito de alcoholemia puede ser igual de determinante.
En mi experiencia, los abogados que se dedican a esta materia saben que el éxito depende de identificar los puntos débiles del procedimiento. ¿Se respetaron los tiempos entre las dos pruebas de aire espirado? ¿Estaba debidamente certificado el etilómetro? ¿Hubo testigos del control? ¿Se informó correctamente de los derechos al detenido?
Cada una de estas preguntas puede abrir una vía de defensa. Por ejemplo, si el agente no ofreció la posibilidad de realizar una segunda prueba o un análisis de sangre, el resultado puede ser impugnado. Lo mismo ocurre si el instrumento no tenía la calibración vigente o si el informe policial no describe adecuadamente los síntomas observados.
Además, el abogado especializado puede negociar con la Fiscalía una reducción de penas o la sustitución de la multa por trabajos en beneficio de la comunidad, evitando el ingreso en prisión. En algunos casos, se logra incluso la suspensión del permiso de conducir solo durante el periodo mínimo legal, lo que reduce notablemente el impacto personal y profesional.
Otra clave es la revisión de antecedentes y reincidencia. No todos los conductores saben que una condena por alcoholemia puede impedir el acceso a ciertos empleos públicos o licitaciones privadas. Una buena estrategia jurídica no solo busca evitar la condena, sino también limitar sus consecuencias futuras.
Por eso, en estas fechas —cuando los controles se intensifican y el riesgo de cometer un error aumenta— conviene recordar que conducir bajo los efectos del alcohol no es una infracción menor, sino un delito con consecuencias reales.
🎄 Prevención y conciencia
Más allá del aspecto jurídico, hay una dimensión humana que no debería perderse de vista. Cada diciembre, las cifras se repiten: miles de positivos en controles, cientos de accidentes evitables, vidas truncadas por una copa de más.
La DGT insiste en su mensaje: si vas a conducir, no bebas. Y aunque parezca un eslogan repetido, sigue siendo la mejor defensa posible. Ningún abogado, por experto que sea, puede borrar el daño causado por una decisión imprudente.
Sin embargo, también es cierto que el derecho penal existe para proteger garantías. Y cuando un ciudadano es acusado, tiene derecho a una defensa justa, proporcional y técnicamente sólida. En ese terreno, la figura del abogado experto en alcoholemia cumple una función esencial: asegurar que las pruebas sean válidas, que los procedimientos se ajusten a la ley y que las penas se apliquen con equidad.
En definitiva, ser citado por un delito de alcoholemia no es el fin del mundo, pero sí un aviso serio. Un recordatorio de que la responsabilidad al volante no termina cuando se apagan las luces del bar.
Te invitamos a leer...
Accidentes de tránsito ¿Debo llamar un abogado?
Conoce la legalidad de los detectores de radares: ¿Son realmente legales?Y, sobre todo, una oportunidad para actuar con cabeza: consultar con un profesional, entender el proceso y asumirlo con rigor. Porque en estas fechas, cuando la alegría y la carretera se cruzan, la prudencia sigue siendo el mejor regalo de Navidad.
Para leer contenido relacioanado a "¿Qué hacer si te citan por un delito de alcoholemia?" puedes ingresar a la categoría Tránsito.
Deja una respuesta

Contenido relacionado